miércoles, 6 de marzo de 2019

Una mochila y mil dudas

Un día cualquiera me encuentro a mi misma buscando entre mis recuerdos. Cojo ese viejo diario de mi infancia y empiezo a pasar las páginas mientras río de felicidad recordando tantas historias. Leo mis planes de futuro diseñados por una niña de 8 años. Terminaría la carrera con 21, encontraría mi trabajo soñado con 22 y me casaría con 23. Dejaría 3 años libres para viajar por todo el mundo con el amor de mi vida y con 26 decidiríamos tener nuestro primer hijo. Antes de los 35 ya tendría 3 hijos y todo sería perfecto. 
Termino de leer el diario comprendiendo con melancolía que ese futuro nunca se cumplirá. Que esos años han pasado y con 25 estoy mucho más perdida de lo que estaba con 8. Que no tengo nada claro sobre que será de mi dentro de un año como para saber qué pasará en 5. 
Es entonces cuando llega lo mejor. Llega la sensación de que no hay todavía nada escrito para mí, que existe un mundo de posibilidades y que es decisión mía las rutas que vaya a tomar. Que estas dudas que tengo son la mejor sensación del mundo y que no tengo la intención de pronosticar nada de lo que vendrá. Descubro que, ahora mismo pensando en esto, en lo que sería un fracaso para mi yo de la infancia, me he quitado un peso de encima. 
 No quiero pensar que sería de mí sin vivir las cosas que he vivido hasta ahora. No quiero renunciar a mis experiencias porque significaría dejar de ser quien soy. Estoy muy feliz de mis virtudes y he aprendido a entender mis defectos. Y me veo con orgullo ante el espejo, sabiendo que aún estoy en el principio de mi aventura y que no estoy preparada para una rutina. No estoy preparada para sentir melancolía por las cosas que, si he vivido, quiero seguir saboreando la inquietud que me genera la vida, las personas, los lugares. Quiero seguir fantaseando, quiero sentir que en cualquier momento despegaré. Sé que ese momento llegará, que la tranquilidad llamará a mi puerta. Pero eso será cuando deba de llegar y al abrir la puerta sabré que estoy preparada. 
 Sé que aún no es el día, no se si lo será mañana, o dentro de un año, o quizás dentro de 10, pero desde luego que yo estoy muy contenta de coger mi mochila y seguir degustando la vida tal y como es sin generarme expectativas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario