Me encuentro sola en mi
casa. Me pongo a pensar que ya he terminado la carrera y en que no se cuales
son los pasos que debo seguir a partir de ahora. Que el camino que tenía fijado ya
no tiene una ruta fija. Que no se que se hace cuando tus obligaciones acaban y
te encuentras en un momento de libertad. Lo llamo libertad porque es lo más
libre que he sido en toda mi vida. Pero se que la palabra libertad es una utopía,
al fin y al cabo, he estudiado políticas.
Y entonces se me ocurre
pensar en las cosas que me gustan: las series, beber con mis amigas, una tarde
en el Retiro, jugar a juegos de mesa y ganar, escribir. Si, definitivamente
escribir siempre ha sido de mis favoritas. Yo ya se que no se escribir. Desde
pequeña tenía claro que quería ser periodista. Me creía que sería la mejor. Que
sería capaz de desmantelar a un gobierno corrupto y que iría al extranjero para
contar todas las injusticias que harían que gente se quitase las vendas. Cambiar el
mundo.
Pero aquí estoy, un jueves a
las 23:00 escuchando música sola en casa. Con la carrera de políticas. Y se que
quiero lo mismo. Pero por desgracia, esta vez sin escribir. No se escribir. Se
decir lo que siento, lo que pienso y con ello formo frases inconclusas que
describen mi vida pero, lo que se dice escribir, que va.
Por eso estoy escribiendo
ahora aquí. He recordado todo lo que he escrito y que nadie ha leído. Todos los
nombres han recorrido mis palabras y los recuerdos que llevan intrínsecos mis escritos.
Pienso en todo lo que he escrito para no saber escribir y en quienes formaban
parte de estas historias.
Pienso y repienso hasta
darme cuenta de que mis historias tenían un sujeto omitido. Que yo misma, de
mi, jamás escribí. Que escribí sobre príncipes que resultaron ser sapos, de las
injusticias de un mundo gris y de las fantasías que nunca se cumplieron. Y que,
si no lo escribí, fue que no lo pensé, y que, si no lo pensé, mucho menos lo
dije.
Entonces vuelvo a recordar
todos esos nombres de los que si escribí. De aquellos de los cuales me sabia
hasta sus manías mas tontas y me doy cuenta de que si yo jamás me conocí, ellos
tampoco pudieron hacerlo.
Y viene a mi cabeza que
igual por eso tenían siempre la iniciativa de decirme como era. Posiblemente
por eso nunca se quedaron. Que yo no era la santa que se pensaban los chicos
que me conocían. Ni la puta de aquellos que se iban. Que no era apasionante
como aseguraban aquellos que querían seguir conociéndome. Ni era el desastre
andante que afirmaban al segundo día de conocerme.
Que solo soy un ser humano.
Quizás por eso me olvidaron. Pero como el resto de los seres humanos. Igual
por eso yo también les olvidé.
Entre tanto olvido, pienso.
Es lo que me queda por hacer en esta noche. Y me pregunto a mi misma si alguna
de esas personas habrá pensado una noche cualquiera, como hoy, en mi. Supongo
que no. Ya he asumido que me han olvidado. Me parece perfecto. A mi lo de
remover cosas del pasado nunca me ha gustado. Pero de verdad que espero que si piensan en mi, no
lo hagan con la imagen proyectada que lo que recuerdan. Que ojalá pudiera hablarles a
todos hoy y abrirme para que me conocieran. Que irónica la vida, compartes años
con personas que nunca llegan a conocerte y sabes que en una tarde podrían
saber la persona que hay en ti.
Pero yo que se, creo que
sería bonito hacerlo. Verlos, hablarles de quien soy y que se vayan sabiendo
que yo era simplemente una persona más. Lo especial que es una persona es solo
la suma de las expectativas que hacemos de ella. Si ya no tienen esa sensación podrían
ver que solo soy un ser humano más, e igual así podrían recordarme de vez en
cuando entre tanto olvido.
No es que yo piense de mi
que no soy nadie. He terminado políticas y estoy muy orgullosa. No es que
piense que ahora soy mejor que otras por tener una carrera, que análisis más
tonto. Me siento mejor que mi yo de ayer, aquel que quería romperlo todo porque
pensaba que nunca iba a llegar. Me creo una mejor versión de mi. Que he
conseguido superar este nivel, que siempre sobrevivo y que me doy muy poco crédito
a mi misma.
Y por eso escribo esto.
Porque ojalá todo esto que estoy pensando ahora mismo, lo hubiera pensado hace
años. Que yo soy maravillosa para mi, humana para el resto. Si lo hubiera
sabido entonces. Si lo hubiera sabido entonces habría luchado mucho más por mi
y habría fallado más para lo demás. Que no significa que me volviera egoísta,
pero me habría dado un respiro más de vez en cuando. Que habría dejado de salir
de casa a las 7 de la mañana y volver a las 11 de la noche cumpliendo con mi misión
de hacerme invencible para los demás. Que habría llorado más ante las penas y
seguramente habría dicho mucho más la palabra "no". Y que sabría escribir. Habría
dedicado este tiempo y esfuerzo en sacarme un curso, dos, o los que fueran para
saber transmitir lo que pienso, y sentirme orgullosa de aquello.
Y miro el reloj, son las
23:30 de un jueves por la noche. Pienso en que igual no es tarde. Que lo que ya
esta escrito no se puede borrar como bien dicen, pero que si puedo manejar que
haré a partir de ahora. Que al fin y al cabo soy lo mas libre que he sido
nunca. Sí, miro otra vez el reloj. En efecto llevo media hora pensando en mí. Y
se que puedo hacerlo. Se que puedo escribir. No ahora, pero mañana quien sabe.
Que me queda muchísimo tiempo para aprender y no debo dudar de mi.
Pienso en lo bonito que ha
sido esto. Que debo hacerlo más.
Termino esto. Lo termino
sabiendo que empieza un nuevo día mañana y que ya se quien soy. Ojalá todos
vosotros, aquellos que ya no estáis, supierais también que ya lo se. Así
cerramos el pasado, en tablas. Al fin y al cabo, solo somos seres humanos que
se han tropezado en esta compleja vida.
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