jueves, 4 de mayo de 2017

La sinonimia de una vida

Hay gente que ha nacido para ser poesía.
Con esa simple frase empiezo un pensamiento que se lleva desarrollando desde hace mucho tiempo en mi cabeza. 
Gente que vibra, gente que brilla, gente que palpita y salta. Gente que excita, gente que confunde, que complica. La que te deja muda. La que te pide gritos. Esa que sabe inspirar y sin la que costaría un poco respirar. Gente magnética, que atrae, que lleva, que transforma. Esa que te hace sentir como siempre pero en un contexto distinto. Libre, traviesa, infinita, eterna y efímera. La que se llena de contradicciones sabiendo que es arte lo que está haciendo en cada paso. La que te invita a entrar en una epifanía dentro de un mundo real. 
Que siente, que reivindica, que lucha. Esa que plasma emociones allá por donde va y arrasa las ruinas para convertirlas en tesoros. Por la que escribir se convierte en una necesidad y no hay fotografía que la capte, pero es imposible no intentarlo. 
La que pone el mundo patas arriba y no piensa que lo ha dejado todo del revés. De esa que te cala y te calma porque es capaz de encontrar esperanza en un mundo devastado. 
Te desgarra y te construye un mundo de papel capaz de destruir el más alto de los muros. 
Que no te exige pero te idealiza sin darse cuenta de que hace mucho que tu dejaste de compararle con nadie porque nadie se asemeja, porque nadie la reemplaza. 
La que brota de la tierra para llenarla de flores y arboledas dejando en un segundo plano las malas hierbas. Porque dan oxígeno, dan vida, dan fuerza. Te dan y te regalan y no piden nada a cambio porque piensan que son alguien más. Que son ciudadanos de a pie. Que son individuos pertenecientes a una masa social llena de desperfectos. Que son rutina en un calendario. 

Y que ilusas son esas musas. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario