viernes, 15 de abril de 2016

No soy fría, soy resistencia

Ser siempre la chica fuerte que todos esperan muchas veces me supera.
Se que esta no es la mejor manera de empezar a escribir pero estoy cansada de formalidades. Estoy cansada de que se espere que este feliz. De que sepa los pasos que debo seguir en mi vida. De que sepa cambiar de libro.
Muchas veces me he comparado con un cactus. Los cactus son solitarios, necesitan poco para abastecerse y desde lejos se ve que pinchan. A primeras no muchas personas los quieren, no tienen nada especial, no saben destacar como las demás plantas que existen por ahí fuera.
Son grandes y se mantienen en pie en cualquier tormenta de arena o invierno helador. A veces parece incluso que no son seres vivos, tanta frialdad no parece buena.
Y así más o menos se me ve. No voy a mentir, me gusta que me vean así, hace que parezca siempre que todo va bien y cuando todo va bien la gente deja de hacer preguntas.
Sin embargo a veces la realidad es muy distinta. A veces no me apetece reir a carcajadas. A veces no me apetece disimular que las cosas no me duelen y que soy inmune a cualquier ataque.
Al fin del dia tengo sentimientos. Soy de aquellas que acumulan los golpes hasta que no pueden más. El dolor en pequeñas dosis lo puedo soportar, soy consciente de que es inevitable y muchas veces yo misma encuentro en mi una culpable.
El problema es cuando crees que la gente te conoce por fin. Parece que puedes echar para abajo todos tus muros, total, ya saben como piensas en verdad. Entienden que hay más allá de la borderia y que los días en los cuales parece que no quiero saber nada del mundo es cuando más necesito la compañia. Aquellos que saben que necesito mi espacio pero despues tambien dosis de cariño. De las que a lo mejor les cuesta mucho expresar sus sentimientos pero siempre lo intentan demostrar.
Soy de las que marco la distancia y espero que quieran quitármela. Porque si, necesito mi espacio vital pero necesito ver que tú quieres estar en ella. Que si, que soy insegura. Va a ser cierto eso de que cuanto más presumes de ti más inseguridades tienes. Y es que yo, espero que la persona que esté conmigo lo demuestre porque solo entonces será cuando yo saqué el valor para hacerlo también.
Que igual todo esto me convierte en menos fria que los demás. Yo no se olvidar de la noche a la mañana. Ni empezar mi vida de cero en un segundo. Ni mucho menos cambiar de hábitos y amor de la noche a la mañana. Siempre tengo la esperanza de que los finales no son finales, sino "hasta luegos" y que como he repetido mil veces, algún día llegaría mi príncipe con flores amarillas a mi casa para decirme "te quiero, y siempre ha sido así." Puedo hacer creer que nada me afecta, es mi posición favorita en el mundo. Puedo fingir que he pasado página e incluso engañarme a mí misma pero jamás me atrevería a ser la primera en dar el paso de hacer daño. Soy de las que hasta el final lucha aunque sea en silencio, porque espero, guardo la esperanza de que las cosas vayan a mejorar. Eso de "a otra cosa mariposa" nunca ha funcionado conmigo, y creo que algún día la persona adecuada cuando estemos en peligro pensara lo mismo. Porque me merezco lo que doy, porque creo que si alguien me quiere debe de pensar que lo nuestro tendrá solución y vendrá a buscarme, con mis flores y mis tonterías, porque no habría mayor tontería que perderme. Igual mis amigas tienen razón, soy la más cursi de todas.
Porque en el fondo los cactus sí que necesitamos tratamiento, sí que necesitamos aunque sea un poco de agua, sino nos secamos hasta morir. Porque al fin y al cabo el cactus solo es duro porque resiste, porque aguanta las adversidades. En verdad no hace nada, no se mueve ni pincha si no le tocas tu. Pero los demás, aquellos que no son cactus, ¿por qué son así? ¿Por qué pasan página, por qué superan el dolor, por qué hacen daño sin que les toques tú antes?
Todo esto me lleva a una única conclusión y es que igual yo soy solo un cactus en un mundo de piedras. 

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