miércoles, 14 de diciembre de 2016

Una mente ocupada no extraña a nadie

He nacido bajo el manto cultural que soporta un modelo de vida tradicional. Con esto me refiero a que se me inculcó desde muy pequeña que debía encontrar a aquel principe que le diera sentido a la mitad de mi vida. Aquel que soportará mis malos momentos y estuviera en todas las decisiones importantes, porque sola no tendría sentido, carecería de relevancia.
Y de verdad que siempre he creido en ello. He abierto el corazón y el alma a chicos que me hacían gracia buscando una conexión real para conseguir ese gran objetivo que se me marcó.
Cada vez que he fallado lo he considerado un fracaso mío, como suspender una asignatura de la universidad. Me he planteado cuales han sido mis errores, cuáles son los factores que consiguen que nadie diga "aquí me quedo para siempre" y he vivido torturándome para poder cambiar la persona que soy.
Pero ya no. Ya no puedo. Yo soy esta. Soy la chica que no sabe expresar lo que siente. Esa que está llena de amor pero no sabe sacarlo. La que le encanta el drama y cualquier cosa pequeña le fastidia el día entero. La que le da mil vueltas a todo pero intenta hacer que pasa porque tiene el cartel de "esto no me importa" pegado al corazón. Aquella que sufre en silencio pero sonríe en persona. La que exige a todos que crean en el amor mientras pierde cada vez más la esperanza en que haya alguien ahí fuera a su medida. La que se ha dado cuenta de que no necesita a nadie y eso hace más difícil que aguante a nadie. La que es consciente de que el físico no importa tanto al final del día, de que su pareja debe ser madura y quererse a sí misma porque es la única forma que puedan a querer a otra persona de la forma correcta. De que aún así sepa divertirse y ser un niño cuando la situación lo requiera, de que sepa apoyarte y puedas confiar en el y de que por supuesto, tenga algo cultural e intelectual que aportarte cada día. Pero que aún así, con todos los objetivos marcados y las personas correctas encontradas, no sabe lanzarse. 
No sé si mis acciones son las correctas. Probablemente no, pero no voy a preocuparme más en intentar dar una parte de mi que no existe por una persona que no es capaz de querer lo que tiene delante. Creo que el amor existe, si, pero no creo que sea lo que he estado buscando hasta ahora. No quiero algo que me consuma, algo difícil. Quiero algo que sea natural, que este día a día y sin darme cuenta siga ahí, tras 80 años, por elección propia, sin cadenas.
Se que le pido mucho al amor, siempre le pido mucho a la vida, pero es que yo no puedo seguirme conformando con hacerme daño. No puedo seguir pensando que soy "la chica que lo hace todo difícil" y creer que mis acciones llevan inevitablemente al desastre. Quiero alguien que ame mi desastre y lo viva como lo más natural y bello del mundo. 
Y con esto no quiero decir que no haya querido nunca. He querido mucho, he querido hasta casi rozar la locura. Pero siempre lo he sabido, no es lo mismo querer mucho que querer bien. Quiero querer bien, quiero alguien que me quiera bien. Y eso, cuando llegue, si es que llega, estará destinado a suceder. 
Mientras, voy a seguir recordándome lo que valgo, lo que soy, y lo muchísimo que ya soy por mi misma. 

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