lunes, 26 de septiembre de 2016

La huida de espejismos y horas de más

Encontrar a alguien que valga la pena es el trabajo más difícil del mundo.
La gente se pasa el día reclamándome que no paro quieta. Que siempre estoy abarcando mucho. Que no disfruto de la vida. Ilusos.
Para mí disfrutar de la vida es hacer cosas que se que me hacen feliz y que me llenan. Hablo de luchar por mis valores, de formarme como persona, de dar mi pequeño granito de arena en el mundo.
Que si, que los chicos está siendo un tema que dejo de lado pero, ¿y qué? No tengo tiempo que perder. No tengo ganas de malgastar mis horas en cosas que no valgan la pena. Estoy cansada de probar combinaciones múltiples con la esperanza de que el resultado sea distinto. Así no es como va, no al menos como me va.
Voy a seguir metiéndome en mil asociaciones, voluntariados, trabajos y carreras hasta que el cuerpo aguante, porque si. Porque al final del día me siento completa, me siento feliz.
Y porque todas esas cosas que hago sé que no serán un error del que me arrepienta como en la mayoría de los casos me pasa cuando conozco a alguien. 
Así que si, seguiré con mi locura. Seguiré siendo aquella que parece inaccesible. Aquella que nunca saca tiempo para nada. Porque es lo que quiero. No me apetece seguir esta farsa que llaman vida donde hay que sonreír a todos porque la sociedad dictamina que debo estar con nadie. Estaré con alguien cuando quiera estar con alguien. Le dedicare tiempo cuando considere que deba dedicarle tiempo. Querré cambiar cuando considere que tenga que plantearme las cosas de otro modo.
Mientras, sienta y espera lista, porque no, no vas a ser mi prioridad. 

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